El chingolo, también llamado palomita, es un corte muy sabroso sin hueso, ubicado en el cuarto delantero del animal. Además de tener un costo muy competitivo, es rendidor y tierno. Para empezar, limpiá la grasita periférica del chingolo con ayuda de un cuchillo filoso. Se debe comenzar el corte desde el centro con mucho cuidado para realizar el orificio en donde se alojará el relleno. Debe tener unos 4 o 5 centímetros de ancho. 

Para el relleno, pelá y cortá la zanahoria y picá finamente el ajo. Hacé lo mismo con el huevo duro, cortá el queso mantecoso en cubitos, picá finamente el perejil, la cebolla y el ají morrón. Luego cortá en tiras las fetas de jamón cocido. Mezclá todos los ingredientes y rellená de a poco. Cerrá el orificio con 4 o 5 escarbadientes cruzados

Poné un buen chorro de aceite en la cacerola y calentá a fuego medio. Cuando esté caliente, introducí la  carne y girala de a poco para que se dore bien parejo y se selle.

Luego, añadí dos vasos de vino blanco y un vaso de agua junto con las papas. Dejá que se cocine a fuego bien lento por una hora y media aproximadamente. Cada tanto rotá la carne y las papas. Pasado un buen rato, rompé una hoja de laurel y añadila a la cacerola. Mientras se va cocinando, agregá caldo de verdura (preparado previamente) para que nunca se quede sin líquido y se cocine en su salsa. Una vez que se cocinó el chingolo, retiralo junto con las papas y con el jugo que queda prepará la salsa que acompaña este plato.  Incorporá las arvejas y la maicena -previamente disuelta en la leche-, y revolvé lentamente hasta obtener la consistencia deseada.

Para servir, vertí la salsa sobre el chingolo, cortalo en fetas y acompañalo con las papas.